Tengo predilección por las frases paradójicas y autorreferentes, del tipo: “La experiencia nos enseña que la experiencia no sirve para nada”, del humorista Jaume Perich; o: “No hay una segunda oportunidad de causar una buena primera impresión”, de la modista Coco Chanel; o: “Me siento muy optimista sobre el futuro del pesimismo”, atribuida por Adolfo Bioy Casares a Jean Rostand, biólogo francés (“El biólogo pasa; la rana permanece”); o como el insulto que citaba Paul Krugman, dirigido por el periodista Ezra Klein al político del Partido Republicano Dick Armey, expresidente de la Cámara de Representantes estadounidense: “[Encarna] la idea de una persona estúpida sobre cómo es una persona reflexiva”.
O incluso como el dictum oportunamente recogido por aquí de la serie Stargate: “Como supusimos, el trato no salió como pensábamos”. O, ya puestos, como la autocita del título, que bien puede servir de epitafio, para cortar una relación o para despedir el año.