Pues resulta que la frase hecha que tantos conocemos y hemos empleado con acrisolada sabiduría dice lo contrario de lo que debería decir debido a una mala traducción (y, lo que es peor, no le podemos echar la culpa a Google Traductor). No, la excepción no confirma la regla, sino que la compromete. Le debo esta aclaración a un artículo del filósofo Fernando Savater, quien a su vez descubrió el entuerto gracias al escritor y periodista estadounidense Ambrose Bierce (1842-1914). Una de las cáusticas y didásticas entradas de su Diccionario del diablo (1911) ―confío en que Rodolfo Walsh la haya traducido bien― lo explica:

Excepción. Cosa que se toma la libertad de diferir de las otras cosas de su clase, como un hombre honesto, una mujer veraz, etcétera. “La excepción prueba la regla”, es un dicho que está siempre en boca de los ignorantes, quienes la transmiten como los loros de uno a otro, sin reflexionar en su absurdo. En latín, la expresión “exceptio probat regulam” significa que la excepción “pone a prueba” la regla y no que la confirma. El malhechor que vació a esta excelente sentencia de todo su sentido, sustituyéndolo por otro diametralmente opuesto, ejerció un poder maligno que parece ser inmortal.