Recientemente, doscientos pasajeros anónimos escribieron una de las páginas más gloriosas en nuestros anales ferroviarios. Sucede que en un viaje de prueba, el maquinista advirtió a tiempo una omisión de los constructores de la línea. En la ruta faltaba un puente que debía salvar un abismo. Pues bien, el maquinista, en vez de poner marcha hacia atrás, arengó a los pasajeros y obtuvo de ellos el esfuerzo necesario para seguir adelante. Bajo su enérgica dirección, el tren fue desarmado pieza por pieza y conducido en hombros al otro lado del abismo, que todavía reservaba la sorpresa de contener en su fondo un río caudaloso. El resultado de la hazaña fue tan satisfactorio que la empresa renunció definitivamente a la construcción del puente, conformándose con hacer un atractivo descuento en las tarifas de los pasajeros que se atreven a afrontar esa molestia suplementaria
Juan José Arreola
Aunque excluye todos los relatos más bellos del mundo publicados desde 1969 ―y, probablemente, casi todos los de antes de esa fecha―, la recopilación Los relatos más bellos del mundo, de Reader’s Digest, contiene historias extraordinarias. Como El guardagujas, de donde viene el epígrafe. Es del escritor mexicano Juan José Arreola (1918-2001), que lo incluyó en su intrigante libro Confabulario.