Si House of Cards es prolífica en citas de aroma shakesperiano, Juego de Tronos no le va a la zaga. La intrincada serie de HBO basada en las novelas del estadounidense George R. R. Martin nos dejó esta perla en una de las catorce subtramas del capítulo sexto de la tercera temporada, la que se desarrolla en Desembarco del Rey, cuando el consejero de los Rumores, lord Varys (Conleth Hill), mantiene una tensa conversación con lord Petyr Baelish, El Meñique (Aidan Gillen).
Se podría pensar que estamos ante una frase propia de cualquier político ilustrado, pero lo cierto es que insignes intelectuales también han alumbrado ideas similares, como se encarga de recordarnos Woody Allen en una entrevista promocional de su película Magia a la luz de la luna, firmada por el periodista Joseba Elola.
Joseba Elola: En un momento dado de la película, el personaje interpretado por Emma Stone dice algo como: “Todos necesitamos mentiras para poder vivir”. ¿Necesitamos mentiras para vivir?
Woody Allen: Sí; Nietzsche lo dijo; Freud lo dijo; Eugene O’Neill lo dijo en una de sus obras. Necesitamos espejismos, la vida es demasiado terrible de afrontar y no podemos afrontar la verdad de lo que es la vida porque es demasiado horrible. Cada ser humano posee un mecanismo de negación para sobrevivir. La única manera de sobrevivir es negar, ¿negar el qué?: negar la realidad. La vida es una situación tan trágica que solo negando la realidad sobrevives.
Pero volvamos a la citada subtrama de Juego de Tronos con la reproducción de más partes del diálogo de marras, en el que también se abordan esos espejismos indispensables para afrontar la realidad:
Meñique: ¿Sabéis qué es el reino? Una historia que decidimos contarnos una y otra vez hasta que olvidamos que es mentira.
Varys: ¿Qué es lo que nos queda cuando abandonamos la mentira? El caos. Un foso que aguarda para engullirnos a todos.
Meñique: El caos no es un foso: es una escalera. Muchos intentan subirla y fracasan; nunca podrán hacerlo de nuevo, la caída los destroza. Pero otros, aunque se les dé la oportunidad de subir, se aferran al reino, o a los dioses, o al amor. Espejismos. Solo la escalera es real. El ascenso es todo lo que hay.
Poco antes, el consejero de los Rumores suelta otra perla en el más puro estilo de Eduardo Torres (una vuelta de tuerca al enunciado séptimo de su Decálogo del escritor), el epígono de Monterroso.
¿A quién no le gusta ver fracasar a sus amigos de vez en cuando?