Este libro no está escrito con un procesador de texto: está escrito con un bisturí. Qué manera de diseccionar a los personajes, de extraerles las máscaras. A veces con cariño, a veces con neutralidad o un cierto distanciamiento, siempre como una experta neurocirujana. ¿Pero qué tendrá esta mujer en la sesera para contar lo que cuenta de sus semejantes? A cuántos carnavales habrá ido.
Como no puedo responder cabalmente a cuestiones tan fundamentales, fiel a mi espíritu de taxónomo y a la demanda social, lo primero que voy a hacer para orientar a lectoras y lectores, y ofrecerles una huida justificada de esta página, es etiquetar El alma bajo la lluvia la quinta obra que publica la madrileña Nieves García Bautista. Lo primero que se me viene a la cabeza, quizá porque así aparece catalogada en las estanterías de Amazon, es que se trata de una novela romántica. El comienzo del libro ―la primera impresión, ya se sabe― abunda en esta perspectiva. Sin embargo, hay cuestiones que no encajan. Por ejemplo, el mar de fondo de la adicción.
Hace poco critiqué aquí una vibrante novela negra (La gabardina azul) protagonizada por un adicto ―hijo de adicto― que había recaído salvajemente. Un personaje habitual y propio de ese género literario. Es cierto que en El alma bajo la lluvia el amor y el desamor constituyen su leitmotiv, su principio y su fin, pero, aunque la autora dosifica las pistas y no reflexiona sobre el asunto, también desempeña un papel central la adicción. Y no solo no resulta extraña o impropia como pudiera parecer en una novela romántica, sino que es imprescindible para comprender las motivaciones y los actos de algunos protagonistas (no puedo expresarme con más claridad porque no me gusta que me destripen nada ―y la gente es muy vengativa―).
Por eso es erróneo encasillar sin más esta delicada y, al mismo tiempo, cruda obra en el ámbito de la literatura romántica; yo hablaría más bien de un thriller sentimental, por su habilidad para mantener la tensión narrativa con una miríada de pequeños y redondos fragmentos que ―a pesar de su redondez― componen un armonioso puzle de conflictos y pasiones.
Buena parte del encanto del libro está en los personajes, tan entrañables y al mismo tiempo tan espeluznantes que los reconocemos enseguida
Una vez resuelto el correcto etiquetado del libro, podemos echarle un vistazo a minucias como el argumento, los personajes y el estilo. La novela nos cuenta la historia de Estela y David desde que ella decide divorciarse, justo después de la prosaica celebración del décimo aniversario de su matrimonio. Lo que sucede a partir de ese momento se complementa con el relato de reveladores episodios de años pasados, que dibujan los vaivenes de una relación que se prolonga desde la adolescencia.
La narración nos ofrece los puntos de vista de los dos implicados, de edades próximas a la cuarentena. Es una novela equilibrada en cuestión de sexos. Frente a otras obras de la autora, volcadas con los personajes femeninos, en esta los masculinos adquirimos cierta relevancia. No es por una cuestión de cuotas a la inversa, claro, sino porque nos lo merecíamos; bueno, y porque lo pide la historia, que es la que manda.
Junto a Estela y David conocemos a muchos otros personajes con opciones de llevarse el premio al secundario de oro: amigos y familiares de David, alguna taimada amiga de Estela, su madre, su abuela, extraños compañeros de trabajo… Buena parte del encanto del libro está en ellos, tan entrañables y al mismo tiempo tan sombríos, tan cercanos y tan espeluznantes que los reconocemos enseguida, que los hacemos nuestros, que les daríamos un abrazo, o un consejo, o un grito. Algo. Indiferencia, no. A no ser que estemos muy ocupados con otras cosas que nos afecten más directamente ―qué sé yo, jugando con el teléfono―. Pero, aun así, quizá tendríamos tiempo para animarlos con un simple “bien”, o aguijonearlos con un “pero muévete, haz algo”, o consolarlos con un “no estás sola”, o desalentarlos con un “no lo hagas”.
La novela está contada por una narradora omnisciente, esa diosa que conoce los pensamientos más íntimos de todos cuantos intervienen en ella. Pero lo que insufla vida en Estela, David, Víctor, Aurora, Loli, Mercedes, Irene y al resto de personajes no es lo que piensan ―no existen solo porque piensen―, sino sus reacciones en la multitud de circunstancias en que se ven implicados. Los hechos, ni siquiera las palabras, son la clave. Ahí es donde nos muestran sus personalidades, donde ellos mismos descubren, y descubrimos con ellos, que todos ocultan ―ocultamos― algo. No necesariamente negativo, no me sean malpensadas. Puede que una, en su fuero interno, se considere malvada, y que en el momento decisivo se revele ―incluso a su pesar― como una heroína bondadosa. Sí, sería una pena si ese momento no sucediera nunca.
En El alma bajo la lluvia sí sucede. Tarde o temprano, a todos los personajes les llega su sanmartín. Pero sutilmente, sin escabechinas, con una matizada mezcla de culpa, expiación y redención.
La autora nos seduce con un estilo ameno, transparente y amable, y relata los conflictos humanos con suavidad, pero deja un poso inquietante, turbador
Porque Nieves García Bautista es una escritora engañosa. Nos seduce con un estilo ameno, transparente y amable, y nos mantiene intrigados con microhistorias entretejidas de sentimientos, dramas y pasiones. Relata los conflictos humanos con suavidad, y, aunque no elude la desdicha, no recurre al desgarro ni al tremendismo. Pero no es una escritora cómoda. A primera vista no lo parece, ni siquiera aparenta no parecerlo ―no hace como que no lo disimula―, pero deja un poso inquietante. Cotidiano, familiar, y, por eso mismo, turbador. No, la amiga Nieves García Bautista no escribe para tranquilizarnos ni para dorarnos la píldora. Y cuando nos damos cuenta es demasiado tarde. Ya nos ha embaucado.
Tampoco es que quiera amargarnos la existencia, ¿eh? Al contrario. Disfrutamos y nos emocionamos con sus historias de personajes y de sus personajes con historias. Pero, ya se sabe, el placer no siempre es inocente (algunos dirían que nunca, yo jamás llegaría a tanto).
El alma bajo la lluvia
Nieves García Bautista
Edición digital, 327 páginas
⇒Enlace a Amazon